Consejos para redactar las conclusiones del TFM
Hoy vamos a hablar de ese último gran monstruo final que a muchos os quita el sueño: las conclusiones del TFM. Sí, justo cuando creías que ya habías dado el último sprint, después de meses dejándote la piel en la investigación y la redacción, aparece ese apartado que parece un muro infranqueable. ¿Te suena, verdad?
Es normal sentirse abrumado. Tienes tal cantidad de información en la cabeza que ponerle el broche de oro al trabajo se hace un mundo. Pero que no cunda el pánico. Las conclusiones no son un enemigo, sino tu gran oportunidad para brillar. Son la traca final de tus fuegos artificiales.
Así que, si estás en ese punto, respira hondo. Hoy te traigo varias claves prácticas, de esas que vamos al grano, para que redactes unas conclusiones de diez sin morir en el intento. ¡Vamos a por ello!
¿Qué son (y qué no son) las conclusiones de tu TFM?
Antes de ponernos a escribir como locos, tenemos que tener meridianamente claro qué se espera de este apartado. Las conclusiones son el cierre de tu proyecto, el momento de atar todos los cabos. Su misión principal es una y muy clara: dar una respuesta directa y argumentada a la pregunta o a los objetivos que planteaste en tu introducción.
Piensa en ello como cerrar un círculo perfecto. En la introducción prometiste algo, un viaje de investigación para descubrir o demostrar una cuestión. Pues bien, las conclusiones son la prueba del algodón. Aquí demuestras que la metodología que elegiste, los datos que analizaste y el camino que seguiste te han llevado, efectivamente, a buen puerto.
No es un resumen, ojo. Y esto es fundamental. No se trata de repetir con otras palabras lo que ya has dicho. Se trata de sintetizar e interpretar. Es el momento de demostrar tu capacidad de análisis, de explicarle al tribunal (y a ti mismo) qué significa todo lo que has encontrado. Si has organizado bien tu trabajo, verás que las conclusiones fluyen solas, porque son la consecuencia lógica de todo lo anterior.
Y un último punto: tienen que ser dinámicas. Aquí es donde dejas claro cuáles son tus hallazgos más potentes, las joyas de tu investigación.
Redactar el TFM Fácilmente y con ÉxitoClaves para redactar unas conclusiones que dejen huella
Ahora que ya sabemos el qué, vamos al cómo. Coge papel y boli (o abre un nuevo documento) y apunta estos consejos que te van a venir de perlas.
1. Desconecta para reconectar. Un día, como mínimo.
Sé lo que estás pensando: «¿Parar ahora? ¡Imposible!». Pues es lo más inteligente que puedes hacer. Has estado tan inmerso en tu TFM que has perdido la perspectiva. Aléjate de él. Sal, haz deporte, tómate un café con amigos… lo que sea. Dejar la mente en barbecho un par de días hará que vuelvas con una claridad mental brutal. Te lo aseguro. Verás las ideas clave con una nitidez que antes era imposible y te será infinitamente más fácil sintetizar.
2. Ponte las gafas de «lector crítico» y relee tu trabajo.
Sí, entero. De la primera a la última página. Pero no lo leas como el autor que se sabe de memoria hasta las comas. Léelo con distancia, como si fueras un miembro del tribunal. ¿Se entiende todo? ¿Hay algún salto lógico? ¿Las ideas conectan bien entre sí? Esta lectura te dará la visión de conjunto que necesitas para que tus conclusiones sean el eco perfecto de tu investigación.
3. Sintetizar no es resumir. Grábatelo a fuego.
Lo he dicho antes, pero es que es el error más común. Un resumen es coger trocitos de aquí y de allá y pegarlos en una versión corta. Una síntesis es otra cosa: es coger toda esa información, procesarla en tu cabeza y explicar con tu voz de experto lo que significa, a qué puerto te ha llevado y qué implicaciones tiene. Es análisis puro y duro, no un corta-pega.
4. Cada cosa en su sitio: fuera agradecimientos y opiniones personales.
Esto es rápido y directo. Los agradecimientos tienen su propio apartado al principio del trabajo. No los mezcles aquí. Y sobre las valoraciones personales, al tribunal no le interesa si «te ha gustado mucho hacer el TFM» o si «ha sido un proceso muy enriquecedor». Lo que quieren son los resultados, los hallazgos, las evidencias que has sacado de tu estudio. Céntrate en lo que has descubierto, no en cómo te has sentido descubriéndolo. Sé objetivo, los datos mandan.
5. La coherencia es tu mejor aliada: que todo encaje.
Tus conclusiones tienen que ser el reflejo directo de tu investigación. Pregúntate: ¿cómo me ha ayudado el marco teórico a interpretar los resultados? ¿De qué manera los resultados responden a los objetivos que me marqué? Tienes que demostrar que tu TFM no es un cúmulo de capítulos inconexos, sino una estructura sólida y coherente donde cada pieza tiene su porqué. Todo debe encajar como un puzle.
6. Y por último, piensa siempre en el tribunal.
Pónselo fácil. El tribunal va a leer muchos trabajos. Están cansados y agradecen la claridad y la concisión. La introducción y las conclusiones son, a menudo, los apartados a los que más atención prestan para tener una visión global de tu proyecto. Asegúrate de que entre ambos apartados hay una conexión perfecta. Lo que prometes en la intro, debes cumplirlo en las conclusiones. Si lo haces, ya tienes muchísimo ganado.
En definitiva, las conclusiones son tu momento para demostrar la madurez y la solvencia de tu trabajo. Es tu carta de presentación final. Así que nada de agobios. Coge aire, confía en todo el currazo que llevas a tus espaldas y ve a por ello. ¡Tú puedes!